Tienes que saber que los niños son más sensibles al sol que los adultos y tienes que tener especial cuidado en cuanto al cuidado de su piel, puesto que si no eres precavido y lo dejas expuesto podría tener problemas a largo plazo en su piel. Te traemos consejos para que sepas como estar atento y protegerle de las radiaciones del sol.
Para empezar, ten en cuenta que los menores de 6 meses no has de exponerlos al sol, son muy delicados por lo que siempre lleva una sombrilla si estás en la playa o una hamaca o algo que les de sombra sin tener que pasar calor.
Ten en cuenta que la peor hora para salir en verano es entre las 11 y 16 horas. En este periodo es cuando más fuerte pega el sol y no se recomienda exponerles, y si lo hazles ponle mucha protección. En invierno el sol también es crítico los días soleados, puesto que por menos horas que haya de sol, hay días en que aunque haga frío hace sol y también has de protegerle entre las 12 y las 15 horas.
Siempre busca sombras naturales. En caso de optar siempre por sombrillas, busca sombras como debajo de un árbol por ejemplo, las sombrillas no acaban de proteger del todo, puesto que los rayos de sol se infiltran en la arena y también afecta a los más pequeños. Ten en cuenta que si no puedes escoger una sombra natural, siempre protégeles con protector solar siempre media hora antes de salir de casa.
Por que haya nublado un día, no significa que les dejes salir sin protección solar, puesto que los rayos de sol se infiltran entre las nubes y llegan directos a su piel igualmente.
Estar mucho rato en el agua no significa que el niño esté protegido contra radiaciones solares, ya que además de que le están llegando de forma directa a su cabeza y se concentra ahí, también reflejan en el agua, deja que se bañen en las piscinas y el mar pero con control y moderación.
Aunque suene algo lógico, es importante la hidratación, tanto corporal como beber líquidos. Es importante que si expones al niño al sol, aunque esté protegido, has de controlar que esté hidratado ya que podría sufrir un golpe de calor o incluso desmayarse.